lunes, 30 de junio de 2008

Blanco como la nieve e inocente como los bebés

Al escuchar la palabra oso, la mayoría de la gente se transportan inmediatamente a un lugar frío en donde abunda la nieve ó a su opuesto; aquel caluroso terreno en donde sobresalga lo verde de la naturaleza. Sin embargo, diferentes personas inconscientemente desean completar la misma y la relacionan con algo más; polar, blanco, leche, belleza, ternura, y para algunos, Coca-Cola en navidad.

Ahora bien, aprovechemos el éxito de dichos movimientos publicitarios, en donde se denota una gran carga emocional, y no me refiero al refresco como tal, sino a la mundialmente conocida campaña navideña de aquella mascota feliz, que no hace énfasis en el cuidado necesario para la conservación de dicha especie animal, al contrario, se muestra una imagen con una amplia variedad numérica de osos, mientras nuestra realidad es otra.

El oso polar ó blanco (Ursus maritimus, ó conocido antiguamente como Thalarctos maritimus) es un gran mamífero de la familia Ursiade, mejor acreditado como una especie de gran dimensión, con pelaje blanco, un gran hocico puntiagudo y cabeza aplastada.

Éste se reproduce en diversos habitas en su mayoría septentrionales, tienen una piel negra, la cual absorbe el calor de la luz solar y ayuda a las pequeñas criaturas a reservarlo dentro y fuera de su organismo, sin ésta, sería casi imposible su supervivencia, por lo cual, la natación como actividad es una de sus favoritas, suelen aventurarse sobre los témpanos de hielo y en amplios bosques con lagos y colindancias oceánicas, ya sea para realizar la persecución de sus futuras víctimas, entre estas focas, morsas y peces.

Los seres humanos solemos aprender a lado de nuestros padres, y los oseznos no podrían ser la excepción, su rápido crecimiento y aprendizaje durante los primeros cuatro meses de vida, son aquellos de suma importancia, pues solos no podrían desarrollarse de la grasa de las focas, ni ser amamantados por la madre, por ende, tampoco sobrevivir al peligro del frío de los océanos (Ártico, Antártico y Pacífico) , ni a la contaminación marítima gracias a la visita de los grandes barcos pesqueros, los cuales ponen en riesgo su vida.

Hablar de estos seres indefensos en contra del mundo, es como el contar una historia:


“En su primer mes nacen, pesan medio kilogramo y sólo tienen 30 cm. de altura; la cría ciega y sin tener dientes, se aventura y comienza a acondicionarse al inverno, la madre debe de ser cuidadosa porque en cualquier momento su pequeñuelo podría congelarse hasta morir debido a la gran delgadez de su pelo. Hasta dentro del tercer periodo de vida, comienza a adentrarse en el mundo externo, más allá de la propia madriguera en la cual habitó junto a su protectora.


Al año realiza su primera matanza, pues de algo debe alimentarse, aprendió de la mejor maestra, en este caso su madre, y al ver como capturaba a las focas lentas sobre el hielo y rápidas sobre el agua, comenzó a desarrollar su carácter y la paciencia como elemento fundamental para obtener éxito en su caza, pues sentarse por horas a un lado de un respiradero esperando a su presa, la requiere.

Posteriormente, el osezno está preparado para enfrentar al mundo por si solo, pues dos metros de altura y 200 kilos, apantallan hasta a el más grande guerrero. Al dejar a su madre y comenzar una vida, la ya ex criatura comienza los preparativos para su reproducción, ésta etapa, nosotros la podríamos identificar como la llamada pubertad, en donde solo buscamos satisfacción y novio, en éste caso, comida y osotes listos para aparearse.

Tres años después, la belleza en estos seres no es el elemento de importancia para los machos en busca de su hembra, pero para ellas, si es importante la ferocidad de éstos últimos, y el ganador, en caso de que existan dos posibles pretendientes, será aquel afortunado de convertirse en su compañero durante una semana, tal cual como ocurre en la llamada adolescencia de los seres humanos, o ¿no?... Pero bueno, al quinto año luego de ocho meses de embarazo, se recrea el circulo de la vida, en donde la madre ha ganado al menos 200 kgs., los cuales le son suficientes para no comer durante el crecimiento de sus crías, hacerles sus respectivas madrigueras, enseñarles, comenzar y re hacer su vida, pero en el intento de esto, se ven afectados en varios sentidos al percibir la amenaza de su único depredador superior en capacidades, o sea, los seres humanos, los cuales comenzamos a destruir sus habitas y los obligamos a huir, y como consecuencia de esto en conjunto con el calentamiento global, fuera de la matanza por caza y diversión, estos apantallantes seres (osos), comienzan a cambiar de tierras, perder grasa y a disminuir su periodo de vida de 30 a 25 años de edad, hasta sentir la falta de vitaminas en su cuerpo y darse por vencidos al momento de no poder reproducir la lactosa suficiente para sus crías, dejándolas morir”.


Finalmente, todo esta situación ha provocado una caída en la taza de crecimiento y reproducción en un 15%, y todo aquello que nos hacen ver como interminable, rico, feliz y familiar, ¡es una farsa!… ahora yo les pregunto ¿es justo que por los avances tecnológicos y la comodidad del hombre, destruyamos a esta especie?