
Hay quienes son completamente saboteadas por dicho proceso y permanecen en cama los días que éste dure, toman tés, pastillas y toda clase de brebajes mágicos. Las que no sufrimos de cólicos fuertes y espantosos simplemente nos dedicamos a maldecir de vez en cuando nuestra condición actual. Es en términos generales una molestia, un estorbo, aprendes a vivir con eso porque te pasa cada 28 días, pero me atrevo a afirmar que nunca, NUNCA aprendes a quererla, ni a tenerla como lo más preciado del universo, mucho menos te levantas y dices ¡Sí, ahuevo, ya me bajó, qué felicidad! ¡Yupi! (no incluye sustitos por caliente o desajustes hormonales gruesos eh, jaja).

No todas sufrimos de arrebatos hormonales tan severos, pero hay de todo en esta vida y de que te vuelves un poco desequilibrada durante ese lapso, sí pasa. Y es injusto! a los hombres no les pasa algo similar, qué jalada! nos vemos en 28 días, jajajaja. O qué, si es justoooo? Y, ¿por qué Andrés?