
¿Cuántas veces hemos escuchado que cuando la confianza se pierde ya no hay nada qué hacer? Yo, muchas. Para mí, es uno de los pilares de toda relación humana. Se puede tener una relación sin una base tal como la confianza? tal vez sí, pero no pareciera algo provechoso. Ésta y muchas otras razones me han hecho fortalecer el significado de la palabra confianza.
Cuando conocemos a alguien, la conversación, convivencia, gustos y vivencias en común, entre otras, hacen que la relación crezca y exista un lazo de “complicidad” entre esa persona y tú. El tiempo pasa, reconoces actitudes, gestos y todo se vuelve más cotidiano debido a la confianza adquirida. Pero, ¿qué pasa cuando nos lastiman? Lamentablemente cuando alguien nos miente, engaña u oculta algo que al final siempre sale a la luz, algo se rompe despacito por dentro. Y duele, duele mucho. Se percibe ese dolor en el pecho y un guamazo frontal en seco que advierte una sola y nada tierna idea: ¡eres una pendeja!
En verdad me cuestiono el porqué la gente es maldosa, uno pensaría que porque somos muy ingenuos, crédulos y aún tenemos esperanza en la gente, pues sí. Yo prefiero pensar que la gente es buena o mínimo lo intenta, como yo, pero la vida me ha presentado varios cuentos en donde en verdad me siento mal por ser comprensiva y buena ondita. Y me seguirán dando en la madre, tal vez, qué poca madre... pero así es la vida.
Si bien es cierto que todos hemos ocultado información o dicho alguna mentirilla, hay asuntos en los cuales no está o no debería estar permitido hacerlo. Me considero una persona honesta, cuando algo no me parece o me está molestando, después de reflexionarlo, lo expreso… A veces las cosas que me enfadan parecen muy tontas y prefiero no decirlas, pero cuando se trata de un asunto GRAVE, la verdad cualquiera con dos dedos de frente sabe que aunque cueste trabajo decirlo, es LA MEJOR OPCIÓN.
Eso de esperarse porque no es el momento o justificar las acciones con el enojo, el alcohol, etc. no es correcto, dejar pasar las cosas puede empeorar todo y ese problema que puede tener solución o al menos evitar heridas innecesarias, se convierte en una bomba de tiempo.
En conclusión, la honestidad es importantísima y va de la mano con la confianza, cuando alguien nos daña y ésta se fractura aunque sea un poquito, es muy difícil recuperarla en ciertos casos. En otros, imposible y se continúa la relación con recelo, que siendo sinceros, no vuelve a ser igual, pero bueno, ya sabemos que hay de jaladas a jaladas.
Si yo me conduzco como una persona honesta, realmente espero recibir lo mismo, por eso duele cuando nos engañan/mienten y traicionan nuestra confianza. Hay una frase que lo resume todo: “No hagas lo que no te gustaría que te hicieran”. Tan sencillo como eso.