
¿Creías que los suculentos platillos mostrados en las fotografías de los anuncios publicitarios, menús de restaurantes o ilustraciones de los mismísimos productos eran reales? Lamento reventar esa burbuja, pero no lo son. Son simples obras de arte creadas por alguien a quien se conoce como estilista culinario.
Cuando observas un jugoso, doradito y exquisito pollo a la naranja, acompañado de verduras asadas con los colores más vivos que uno mismo, sin un sólo defecto, las piernas adornadas con un simpático calcetín de papel y servido para engullirlo sin empacho alguno... salivas, salivas.
Pero lamentablemente todo eso antes descrito ni siquiera es comestible, la única realidad de todo esto, es muy simple: el pollo está crudo, las patas pegadas con silicón y lo doradito es pura pintura en aerosol con unas pinceladas de laca. Increíble, ¿no? Las verduras están maquilladas con pinturas especiales y quemaditas con un soplete, sí, leíste bien: so-ple-te.
Lo mismo se hace en las fotografías publicadas en revistas para promocionar algún nuevo o clásico producto comestible, como lo son pasteles, helados, pastas, hamburguesas, refrescos y alta cocina, entre muchísimos más.
Es probable hayas experimentado esa desesperación por complacer el antojo de la nueva macro hamburguesa de cierta cadena de comida rápida, en cuanto tienes oportunidad vas, la compras y lentamente con toda la ilusión (y saliva) del mundo a causa del monstruoso gusto abre la bolsita en donde entregaron tu pedido para encontrar, después de meter casi medio cuerpo a la mentada bolsa, una hamburguesa totalmente distinta, y peor aún ni la mitad del tamaño ofrecido en el dichoso anuncio.
Es cierto, da mucho coraje, pero eso es saber vender y los estilistas de comida poseen un ingenio y capacidad descomunal para crear una imagen virtual de cualquier producto para gente como nosotros, fieles creyentes y consumidores desde el instante en el cual habitamos este planeta.
Usan una masa compuesta por varios productos químicos y harina para crear un helado artificial al cual tomarle fotos sin miedo a que se derrita en un par de minutos; existe dentro de este falso mundo culinario, pero altamente artístico un hombre dedicado a esto desde hace más de 13 años, Nir Adar.
Nir Adar, es uno de los principales y más reconocidos estilistas culinarios, ha trabajado para prestigiosos restaurantes y empresas multimillonarias como Fresh Direct, Oneida, Kraft, Jell-o, Häagen-Dazs, Hood, Turkey Hill y Dunkin Donuts, por mencionar sólo algunas.

Aparte de acicalar comida para lograr un arrebato emocional en nuestro cerebro, ha montado varias exposiciones en las cuales muestra obras únicas, una de las más interesantes, fue una serie de bolas realizadas con utensilios de cocina, mariscos, confitería (en imagen) y comida en general, vale la pena mencionar la creación de dicha producción artística con sus debidos retoques.
Curioso trabajo, ¿cierto? ahora dime, ¿pensarás dos veces antes de ordenar en un restaurante o de seguir algún impulso provocado por la imagen de un delicioso platillo estampado en la página de una revista?
Al final no hay porqué complicarse tanto la existencia, es sano saciar antojos con moderación.
Curioso trabajo, ¿cierto? ahora dime, ¿pensarás dos veces antes de ordenar en un restaurante o de seguir algún impulso provocado por la imagen de un delicioso platillo estampado en la página de una revista?
Al final no hay porqué complicarse tanto la existencia, es sano saciar antojos con moderación.
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¿Te resulta familiar?:
La historia de nuestras vidas.


1 comentario:
Totalmenete cieto!!! Todavía recuerdo hace un par de años que VIPS tenía una "garantía" que si tu platillo no estaba como se vía en la foto, no te lo cobraban... cuán mal les habrá ido que estuvo como 2 meses dicha garantía y no se volvió a saber de ella. Pero vaya que sí son re diferentes las fotos, el caso de las hamburguesas es prototípico.Que tal la imagen de la Big Mac o de la ya desparecida Mcnífica! o la Exxtreme de BK, pero bueno, al final creo que lo que importa es el sabor, aunque de la vista nazca el amor.
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